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CUÁNDO SABEMOS QUE UN ESTUDIANTE APRENDE

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Hoy en día en un enfoque por competencias el estudiante aprende cuando está expuesto a una serie de estímulos que le permiten hacer uso de las diversas gamas de desenvolvimiento que nuestro cerebro posee y que no es otra cosa que enviarle una serie de señales para que me ayude a resolver una interrogante o problema.

A través de la historia los seres humanos sin el conocimiento de las neurociencias y otros estudios modernos han ido aprendiendo, pues así es la evolución del hombre, estamos en constante aprendizaje.

Sin embargo, creo conveniente llamar la atención a un hecho que en mi país está pasando “piola” como se decía en mi adolescencia y es el hecho que durante más de 20 años la educación no mejora, los resultados de la últimas evaluaciones a las que nos sometemos anualmente así lo evidencian. Es cierto que algunos no son muy afectos a este tipo de mediciones y respeto su perspectiva, sin embargo al igual que en la economía no nos podemos sustraer a las tendencias internacionales que marcan el ritmo del cómo enseñar y cómo aprender en todo el planeta.

Un especialista y consultor del Ministerio de Educación decía “el problema es que capacitamos mucho a los maestros pero no evaluamos el impacto de las mismas capacitaciones”. Haber despilfarrado el dinero del Estado durante 20 años en otras sociedades sería “cosa seria”, pero en mi país, no.

Volviendo al título de mi artículo acerca de cuándo aprende un estudiante hoy quiero proponer lo siguiente a las autoridades del Ministerio de Educación.

1.     Faciliten a los maestros variedad de técnicas e instrumentos para evaluar los aprendizajes del día a día. No es lo mismo evaluar la capacidad de comparar con la de analizar, ni la de analizar con la de inferir. Nuestros maestros necesitan ese soporte práctico, una gran variedad de técnicas e instrumentos, así como estrategias metodológicas.

2.     Monitoreen y acompañen a los directores académicos de los colegios a fin de que sean ellos quienes hagan viable lo arriba mencionado, desde la propia capacitación a sus maestros como su posterior seguimiento.

3.     Apliquen pruebas de verificación de los aprendizajes a los maestros para saber que están comprendiendo y en paralelo observen clases con rúbricas de evaluación y cuadernos de campo para ser precisos en las recomendaciones para las mejoras.

4.     Apliquen pruebas inopinadas en cualquier momento del año para constatar cuanto aprenden nuestros estudiantes en todas las áreas. Indirectamente a través de estas evaluaciones sabremos cómo están enseñando nuestros maestros y cómo están aprendiendo ellos.

De no tomar medidas diferentes, los resultados seguirán siendo los mismos y el Perú se mantendrá en la “cola” de los países evaluados a nivel mundial.

Los maestros estamos acostumbrados a la exigencia, aunque en un primer momento nos incomodamos y ponemos alguna resistencia, posteriormente nos adecuamos pues sabemos que es por nuestro bien y el de nuestros alumnos.

No dejemos que el tiempo pase haciendo más de lo mismo, el tiempo de la experimentación y de las “escuelas piloto” ya pasó, es tiempo de actuar en serio y trabajar controlando los desempeños y evaluando los avances que iremos dando en todas las escuelas del país.

Muchas propuestas pueden haber, esta es la mía y apuesto por ella.

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