Cuando uno ve diferentes documentales científicos y nos muestran cómo va avanzando la ciencia no nos queda otra cosa que admirarnos ante el desarrollo del conocimiento humano.

Lo que estamos viviendo hoy en día a partir de la pandemia del COVID-19 en el campo de la EDUCACIÓN está haciendo que los sistemas educativos de todo el mundo estén replanteando como abordar el servicio educativo. Es por ello, que aún en los países del primer mundo y con los mejores resultados en las diferentes pruebas internacionales para verificar los aprendizajes aplicados a sus estudiantes, se encuentran en la encrucijada de saber qué medidas tomar.

En el Perú en estos momentos también se tiene esa preocupación, pero a ello se suma otra: Los padres de familia de los colegios privados quieren que les rebajen la pensión escolar.

Ante situaciones nuevas como las que se nos presenta la respuesta debe ser muy reflexiva y no emocional y menos con medidas inmediatistas y apresuradas. Es cierto que la economía de las personas naturales y jurídicas están sufriendo el impacto del aislamiento social y los periodos de cuarentena que estamos viviendo y por lo tanto los reajustes económicos se deben dar. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que aún nuestras escuelas no están preparadas para ser dirigidas y gestionadas con robots. Con ello, quiero decir que todo lo que se pueda ofrecer digitalmente a nuestros estudiantes es organizado y producido por los maestros. No es cierto que el trabajo es menor por ser digital, la elaboración de los recursos educativos digitales es compleja, pues no es solo utilizar un software libre, sino de cómo lo hacemos educativo, para que sea útil en razón de los fines que perseguimos.

Detrás de un recurso educativo digital, se encuentra un profesor, un ser humano que aún no es reemplazado por un robot y que por lo tanto tiene muchas expectativas porque la clase a distancia que planifica e imparte a sus estudiantes sea de calidad y garantice aprendizajes auténticos y comprobables.

El profesor tiene en estos momentos la mirada de maestro, pero también la de padre de familia, pues tiene una familia y está consciente que en la circunstancia que nos ha tocado vivir, todos tenemos que poner una cuota de sacrificio con la seguridad que superando este episodio tan dramático la vida será mejor. Educar a distancia no es menos laborioso que educar presencialmente. Veamos por dónde van los recortes de los promotores de los colegios privados, pero cuiden que sea el menor costo el que tengan que pagar los profesores en sus salarios.

Cuando pase todo esto, esperemos que la inmediatez y apresuramiento en nuestras decisiones no haya sacrificado a la persona humana y con ello perdido personas valiosas en nuestra vida.