A menudo escuchamos hablar del clima organizacional de las instituciones y nos preguntamos a qué se refiere ello. El clima organizacional no es otra cosa que “el ambiente humano en el que desarrollan su actividad los trabajadores de una organización. Se dice que existe un buen clima en una organización cuando la persona trabaja en un entorno favorable y por tanto puede aportar sus conocimientos y habilidades. El clima influye en la motivación y en el comportamiento de las personas, en su actitud en el trabajo y por tanto en su rendimiento”.

Generar un sano ambiente laboral, pasa por el conocimiento de las personas entre sí; un conocimiento que no se limite al diálogo que se establece en la relación laboral en el día a día, sino que abarque un conocimiento más amplio de lo que es la persona con la que trabajo, mi compañero de trabajo.

Recuerdo que en uno de los colegios en los que trabajé, además de los encuentros cotidianos que teníamos cada fin de semana para jugar fútbol con un grupo de amigos, existían dos paseos al año en donde toda la comunidad docente asistía para compartir un día completamente recreativo. Un grupo responsable de personas especializadas en dinámicas grupales y actividades lúdicas nos hacía pasarla bien durante todo el día. Era la ocasión en la que empezábamos a conocernos un poco más entre todos. Jugábamos, nos reíamos, compartíamos el almuerzo y estrechábamos lazos de amistad. Algunos recién se conocían en esos encuentros. Estos encuentros fueron construyendo el lazo afectivo de familia.           

Como no llegar a trabajar el día lunes a mí colegio recargado de entusiasmo, de alegría si el día anterior me había sentido tan bien. Reconocer que el trabajo que realizo no es un trabajo en solitario sino que soy parte de un gran engranaje en donde todos marcamos un ritmo que contribuyen al objetivo común que es el aprendizaje de nuestros estudiantes.

En la escuela ello se llama productividad. Todavía existe alguna desconfianza y resistencia en algunos directivos de incorporar dichas actividades pues consideran que ello relaja al trabajador y baja su productividad. ¿No será que en nombre de la modernidad y de la innovación que hemos abandonado buenas prácticas que resultan en todos los tiempos?

Incorporemos esas actividades en los colegios, estoy convencido que ganarán mucho como comunidad docente. Siempre he considerado que las relaciones interpersonales son más duraderas y saludables en un clima de confianza y amistad. Al final de cuentas, todos nos beneficiamos y no duden que la productividad del docente será mayor y mejor, en la medida que dichas actividades estén bien planificadas y con objetivos específicos.